Año 1 · Número 1 · Publicación trimestral · 21 de diciembre de 2020
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PRESENTACIÓN
Silencio, primera palabra con la que inician los TTrab.·. en LLog.·.. “Silencio” es una palabra paradójica, pues al decirla se convierte en su opuesto: sonido. El silencio es, además, sinónimo de callar. Para que el iniciado, específicamente el Francmas.·., pueda iniciar el trabajo de desbaste y pulimiento de su piedra es necesario que calle, por eso el V.·. M.·., al abrir los trabajos, exige silencio, un silencio que viene desde Or.·. y se extiende hasta Occ.·., y una vez que la calma se ha instaurado en el Orbe es posible escuchar –¿escuchar qué?–. El silencio es el estado previo a la Revelación, y el mutismo, su consecuencia.
El desierto ha sido siempre el sitio en el que el iniciado ha de buscarse a sí mismo. “Desierto” es como llama Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios espirituales, al trabajo de recogimiento, mismo que los FFrancmas.·. realizamos cuando buscamos pasar de la piedra bruta a la cúbica de punta, mismo que Cristo practicó cuando fue tentado en los arenales de la consciencia por el demonio. Pasar de la piedra bruta a la cúbica de punta, ¿y luego? ¿Es realmente posible? ¿Estamos, verdaderamente, como FFrancmas.·. trabajando en nuestro silencio o más bien estamos sumidos en un pantano de apatía? Exteriormente, quien vive para el silencio es similar a quien se regocija en la apatía, pues una inmovilidad los reviste, sin embargo, esto es sólo aparente, pues el silente lucha siempre consigo mismo en una dimensión invisible: la interior; por el contrario, el apático no lucha, se ha rendido, y si calla es porque está vacío.
Silencio, Revista de Estudios Francmasónicos es una propuesta editorial que tiene por objetivo revitalizar las discusiones masónicas al interior de las LLog.·., pero también fuera de ellas, al tiempo de estrechar los lazos entre los iniciados de esta Augusta Institución. Hoy en día, si la Francmas.·. está en crisis, es debido a que la ignorancia, la hipocresía y la ambición se han introducido en nuestros Tall.·. e inyectado una dosis mortal de mundanal ruido, como masones es nuestro deber restituir el silencio, así como la dignidad de nuestra Orden.
San Juan de la Cruz, en uno de los éxtasis que lo condujeron hacia el Gran Hacedor, concibió su poema “Noche oscura del alma”, oscuridad que podríamos equiparar a la que hoy se nos presenta durante el equinoccio de invierno, pero que también podríamos entender simbólicamente –es nuestro deber como FFrancmas.·.– como el sendero de autoconocimiento que ya desde tiempos de Delfos se recorría. Hoy viviremos la noche más oscura del año y Silencio, Revista de Estudios Francmasónicos llega no como una emanación de la Verdad, sino, tan sólo, como una tímida llama que habrá de iluminar las tinieblas en las que por nuestros vicios e imperfecciones nos hallamos.
Es cuanto, Queridos y Venerables Hermanos Silentes
Fraternalmente
Miguel Ángel Martínez Barradas
(Director)
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