PRESENTACIÓN

“Visita el interior de la tierra y rectificando hallarás la piedra oculta”, la anterior es la sentencia que el iniciado conoce tan pronto como desciende a las tinieblas de su propia muerte, sin embargo, no es lo mismo conocer que comprender, de ahí que se necesite de toda una vida para descifrar lo que los negros muros iluminados por una vela nos decían; acaso esta luz que se consume es nuestra consciencia y la infinita oscuridad de los muros, nuestra ignorancia.

A la vida iniciática, como a la profana, se nace y se muere una sola vez y por eso es que el paso entre columnas, como la entrada a la Cámara de Reflexiones nunca más se repiten. Sin embargo hay diferencias considerables entre una vida y la otra, pues para llegar a la profana primero habremos de nacer, pero para introducirse en la vida iniciática es menester que la muerte ocurra primero y el nacimiento, después. La Cámara de Reflexiones y el paso entre columnas simbolizan este acto.

Cuántas veces no hemos escuchado los miembros de esta Augusta Institución que la masonería es el estudio de la filosofía, y en particular de la moral, para conocer y practicar la virtud, sin embargo, resulta interesante que a pesar de que el masón es más filosofía que carne no visite nunca más aquella cámara en la que lleva a la reflexión como mote y para solventar lo anterior nos contentamos diciendo que no es necesario retornar a ese espacio oscuro, pues todos, en nuestra mente, llevamos nuestra propia Cámara de Reflexiones en la que la filosofía ocurre.

La Francmasonería es una institución que le exige a sus miembros el dominio de la razón y es a través de sus enseñanzas y simbolismo como se les enseña a lograrlo, a visitar, precisamente, el interior de sí mismos para hallar la piedra oculta de la sabiduría. En este sentido, la masonería construye conocimiento y lo hace en fraternidad, esto explica, entonces, el hecho de que el presente número de Silencio, Revista de Estudios Francmasónicos cuente con más de una veintena de artículos, cantidad que en los dos números anteriores no se habían alcanzado y por lo cual debemos sentirnos alegres.

En este tercer número de nuestro primer año ofrecemos sendos artículos y si bien esta edición se corresponde con el solsticio de verano, las temáticas que el lector hallará entre sus páginas son tan variadas como las interpretaciones que de los mismos podrán hacerse. Es de reconocer que en esta ocasión contamos con más textos de Queridos Hermanos Aprendices y Compañeros, lo cual no puede sino ser motivo de celebración, pues es un augurio de un futuro próspero para esta fraternidad universal que, aunque no lo parezca debido a su discreción, permanece en todos los niveles sociales, pero, sobre todo, en los corazones y mentes de quienes sin saberlo siguen sus pasos.

Es cuanto, Queridos y Venerables Hermanos Silentes

Fraternalmente

Miguel Ángel Martínez Barradas

(Director)