PRESENTACIÓN

España, Ecuador, Chile, Paraguay y México son los orientes que participaron con propuestas escritas en el segundo número de “Silencio”, sin embargo, son muchos más los países que se han sumado como lectores y divulgadores de esta revista que ha sido del agrado tanto de miembros de esta fraternidad universal llamada “Francmasonería”, como de aquellos que, externos, pero no ajenos, son motivados por la curiosidad para participar en la reflexión de un tema que a todos nos interesa por igual: el rumbo y sentido del mundo contemporáneo.

Y es que el preguntarnos constantemente quiénes somos y hacia dónde vamos resulta indispensable para el buen actuar en nuestra sociedad, sobre todo tomando en cuenta las situaciones adversas a que nos ha orillado la pandemia por Covid–19, misma que ha afectado considerablemente nuestras actividades laborales, educativas, de esparcimiento y aún las masónicas, reduciendo con ello las posibilidades de recibir a nuevos miembros, o de aumentar de grado a los ya iniciados.

Pero, en este sentido, también es preciso reconocer que la pandemia nos ha hecho conscientes de graves vicios que como sociedad acarreábamos, nos ha permitido ver que nuestras rutinas se habían tornado enfermizas y que permanecer guarecidos y en silencio era lo que necesitábamos para redirigir nuestros esfuerzos en beneficio de la libertad, la igualdad y la fraternidad que tanto pregonamos. Si la pandemia se nos presentó, no fue por un incidente ocurrido en China, sino por el descuido y desinterés en que hemos incurrido en contra de nosotros mismos, de los otros y del mundo. La pandemia no es más que un efecto de nuestros vicios como sociedad, mismos que la Francmasonería, como otras escuelas mistéricas e iniciáticas, tiene el deber de solventar.

El texto que lleva la portada de este número fue escrito imitando la forma de la poesía japonesa, el haikú, en clara alusión al tránsito que estamos experimentando al pasar de la oscuridad del solsticio invernal, a la tenue luz, pero esperanzadora, del equinoccio de primavera, luz pálida, pero fecunda que nos recuerda a la que recibe la columna del Norte en la que los Aprendices cobran su salario. Esta luz regeneradora es la misma que algunos avizoran en las vacunas que han sido creadas para oponerse a la pandemia por Covid–19, vacunas que para muchos significan el fin del confinamiento, sin embargo, debemos de ser conscientes de que las vacunas podrán hacerle frente al Covid–19, pero mientras no purifiquemos nuestros pensamientos, palabras y actos, de nada servirá que abandonemos nuestros hogares, pues llevaríamos en nuestros corazones la semilla del mal.

Es cuanto, Queridos y Venerables Hermanos Silentes

Fraternalmente

Miguel Ángel Martínez Barradas

(Director)